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Algunos galleros nunca han aceptado que les haya corrido una de sus aves, aunque los hechos han demostrado lo contrario. Las razones por las que un gallo corra son muy variadas. Todos sabemos que la causa principal es la falta de clase o finura para decirlo con más precisión, aunque pueden existir otros motivos que ni siquiera han pasado por nuestra imaginación. Cotidianamente vemos en los palenques gallos huidos sin poder explicar la razón, me toco ver perder gallos que corrieron de uno de los grandes galleros de la época de Cuatro Caminos; estas aves eran de muy buena clase con muy buena postura y a pesar de todo huyeron tres de siete.
El motivo que los obligo a hacerlo es que el lugar estaba infestado con un parásito llamado Dermanisus Avium, mejor conocido entre los galleros como ácaro o pepeyote. Estos parásitos se esconden de día y atacan al ave por miles durante la noche, no la dejan dormir y le succionan sangre haciéndola padecer anemia; aparentemente los gallos se veían normales, excepto porque tenían un leve tono rosado en la piel de la cara en lugar de un rojo intenso, signo de buen salud, era obvio que en estas condiciones no estuvieran en sus máximas facultades y que su debilidad no era notoria, pero sí suficiente para no rendir lo necesario o hasta para huir en el combate.
En este caso se sugiere inspeccionar durante la noche el lugar donde se pasan a dormir, madera y paredes en donde se esconden durante el día, y fumigar adecuadamente. En viajes largos con fumadores dentro del vehículo donde se transportan los gallos puede afectar seriamente el equilibrio del organismo de cualquier animal, algunos llegan a sentir inseguridad con el simple hecho de meterlos en una caja y sentir ruidos desconocidos. Se han puesto a pensar ¿que a los gallos también les duele la cabeza? Y ¿qué el humo del cigarro y el estrés del viaje puede ser pesado para ellos? Trate de evitar esto porque no solo contribuye a que el gallo mermado por las malas condiciones del viaje pueda huir sino que también se predisponga a perder. Se da el caso de aficionados inexpertos que juegan gallos desnutridos, alojados en un lugar frío y húmedo; piojoso, tiñosos y después de todo se preguntan: ¿Por qué corrieron mis gallos? Cualquier ave por fina que sea si es tratada con semejante descuido se le debe disculpar de que corra, en esta situación no podemos argumentar con certeza que a esos gallos les falta clase.
Por otra parte en el argot o lenguaje gallero se habla de un gallo capado cuando se destripa, sin embargo esto es erróneo, el concepto capar queda únicamente cuando el gallo es herido en sus testículos, en ambos casos son heridas brutales que hacen huir al más valiente. Si algún gallo huye por cualquiera de estas dos razones no es motivo para eliminar toda la familia por pensar que no tienen clase, esta actitud es perfectamente perdonable. El desequilibrio que sufre el animal destripado o capado es enorme y definitivamente si huyó no es por falta de finura, aunque debemos de aplaudir a los que continúan peleando y hasta ganan sus peleas. Otra causa poco común es cuando el gallo es herido en la parte interna del oído, no solo pierde el sentido del equilibrio sino que puede desconectarse de su medio circundante, de tal suerte que solo va a recibir heridas sin saber de que se trata, por lo tanto tratará de alejarse del lugar y el juez fallará a favor del oponente.
En lotes de pollos de diferentes edades y colores, los machos de mayor jerarquía suelen ser violentos y ensañarse con los más pequeños ocasionando pánico extremo en algunos de ellos, no solo abusan agrediéndolos sino que los desplazan en la comida y hasta los toman como hembras pisándolos. Hay buenos gallos que crecieron con semejante sufrimiento y que si hablaran dirían: "Aquel giro grandullón, golpeador, fanfarrón y abusivo todavía me trae muy malos recuerdos". Esto puede repercutir en gallos que son excepcionales contra un colorado pero si les presentan un giro muestran inseguridad y en el combate pueden correr. Hay quienes opinan que un gallo que huya durante la pluma no es digno de nada, opinión que respetamos pero que no compartimos debido a que la fisiología y la bioquímica del organismo del que está en los límites de lo inaguantable, es decir, que sus condiciones de salud están en pugna consigo mismos y con todo lo que le rodea. El emplume de nuestras aves no está sujeta solo a producir y ocupar sustancias que no toma el resto del año; sino que sus requerimientos de espacio, privacidad y consumo de nutrientes variados se incrementa notablemente para poder contrarrestar el enorme sufrimiento que atraviesa, por lo tanto no es vergonzoso que corra un gallo en pluma. Algo que resulta desconocido por la mayoría es que los gallos no solo corren por las razones ya comentadas, sino que los conocedores o mejor dicho quienes se han preocupado por descubrir tales misterios, han encontrado que gran parte de los gallos huidos que gozaban de buena salud y que no mostraban rasgos de inseguridad en las topas tenían testículos muy pequeños a diferencia de los gallos normales, aunque éstos pudieran parecer finos y hermosos no tenían estos órganos tan desarrollados para ser gallos.
También en casos de consanguinidad muy estrecha se presentan gallos con aptitudes más bien olímpicas que de pelea, es probable que estos gallos pudieran ganar la carrera de los cien metros planos, la consanguinidad es buena pero debemos manejarla con conocimiento y cautela. Por último comentaremos el caso tan raro y especial de gallos provenientes de familias perfectamente probadas que poseen todas las virtudes de la finísima ave de combate y que sin esperarlo deciden ir por la pistola en una pelea concertada con navaja.
Esto podría explicarse haciendo historia y recordando que el gallo salvaje que por fortuna todavía lo encontramos en su hábitat natural no pelea a muerte, que en su naturaleza posee el gen de la supervivencia que le indica en situaciones críticas que su vida está en peligro y que tiene que ponerse a salvo, recalcaremos que algunos gallos salvajes mueren después de las peleas producto de la riña, más no mueren en las rayas como nuestros gallos modernos. El hombre en su afán de producir mejores aves de combate ha tratado de anular ese gen por medio de la selección, pero puede hacerse presente en cualquier ave, desgraciadamente no tenemos ningún control sobre esto y de vez en cuando nos salen gallos muy veloces de patas para huir.
Por
Carlos Fernández-Stoll M.
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El gallo de pelea ha sido seleccionado para pelear hasta morir, selección que en el fondo es la misma que se utiliza en otras especies pero con diferentes fines. En los canarios de canto, se escogen las aves que cantan dentro de un rango pre-determinado y se cruzan con otras afines, los hijos son seleccionados de forma que solo quedan los que registran un canto igual al de los progenitores, los que no cuadran dentro de la característica deseada , simplemente se eliminan. Al poco tiempo el grupo de cría, entre varias líneas claro está, solo está representado por animales de características de canto iguales. Lo mismo sucede con las palomas, los penachos de las moñonas, las colas de abanico, etc.
En el caso específico de los gallos sucede lo mismo. SELECCIÓN, selección del más aguerrido en el combate, de sus hermanas, y así de todo aquel ejemplar que reúna las características de valentía, casta y coraje que todo aficionado busca. Está claro que un demérito de la característica que se desea fijar, la casta en este caso, pues no debe ser perdonado. Es como el ejemplo de la olla de manjar blanco a la cual, por accidente le cae una cucharadita de porquería, se mezclara y poco a poco la porquería desaparecerá y será imperceptible a la vista, olor y hasta sabor tal vez, pero ahí seguirá la porquería en la olla de manjar.
Según mi experiencia, la de mi familia y de algunos amigos conocedores, el gallo corre por tres motivos:
PRIMERO - por un mal uso de la consanguinidad, resacando de animales nerviosos, bravos y violentos. Se originan así, aves que se estrellan en la casilla con solo ver pasar a alguien. Cuando se les suelta patean al soltador o pican descontroladamente, etc. Estos gallos por lo general, así vengan de aves encastadas, terminan huyendo. Cierto día un criador llego al corral de un amigo y este lo llevo a una casilla donde había un precioso ejemplar, el gallo se aventaba contra las rejas de la casilla. El propietario contó que era de muy buena línea y era muy bueno, pero loco, y que le sacaría esta temporada. El criador visitante recomendó no sacar de este, y le explico las consecuencias de sacar de estas aves desequilibradas. El propietario le pidió una mejor explicación y este le dijo: ponle a tu gallo frente a su casilla el gallito piquero que tienes de picador, déjaselo cerca, pero que no lleguen a tocarse, y a ver qué pasa. Así se hizo, el gallo bravo se aventaba contra las rejas sin llegar a nada, mientras que el piquero, equilibrado, estaba armado en posición de pleito, rascando el piso, pero calmado. Fueron los amigos a ver las otras aves, pasada una hora se acordaron de la prueba y regresaron asombrándose el propietario al encontrar a su gallo en un rincón, con el moño levantado, pálido y cacareando al ver que se acercaban a la casilla, y no había recibido una sola patada. Lo que sucedió, es que el nivel de adrenalina del gallo, al excitarse, subió de tal manera que produjo un shock, en el ave, que neutraliza cualquier otra función de temperamento, por así decirlo, al día siguiente, el ave se encontraba normal como si nada hubiera pasado.
SEGUNDO - por una mala observación y falta de firmeza al seleccionar. Hay que ser implacable, las taras defectos al pelear, que el gallo se zambulla en su oponente, que luego de un tope no esté alegre, cante y rasque, si no por el contrario este triste, a un lado, huidizo. O porque viene de tal o cual criador o de tal o cual gallo y dejemos pasar defectos que serán vistos en las generaciones venideras. Todos estos defectos son como la porquería en el manjar blanco, se diluirán, pero ahí están, y en algún momento surgirán como característica dominante o constante y a esta altura lo único que queda es la eliminación de toda la cría.
TERCERO - por enfermedad, y creo que es lo que más se toca y lee en los distintos libros, tratados, etc., cuando se dice: "cuando se va la salud, se va la ley, solo que la ley se va un poco antes". Es así que un animal enfermo, que lo manifieste o que, peor aún, no lo manifieste, pues es una caja de sorpresas que nos hará pasar un mal rato en cualquier momento, es así que se debe ser implacable una vez más en eliminar en el acto, cualquier animal o incluso línea que dé muestras de insalubridad, sobre todo aquí en Perú donde la leucosis, "cuando se desarrolla", es una bomba de tiempo que debe ser identificada.
"EL CONOCIMIENTO PLENO DE NUESTRA CRÍA ENTONCES, ES IMPORTANTÍSIMO, PARA NO ELIMINAR TODA UNA CRÍA SI ES QUE UNA DE ESTAS SORPRESAS POR ENFERMEDAD NOS SURGE DE PRONTO, PERO SOLO CONOCIENDO LA CRÍA SE PUEDE DECIDIR QUE HACER."
Una mención especial y que debe tratarse con criterio merecen algunos gallos que en la muda se despichan, se azorran, se ponen cabrestos y no dan cara. Estará en el conocimiento del criador tomar la decisión de sacar de estos animales, teniendo algunos esta característica solo en la muda y no transmitiéndola a sus hijos, mas siendo otros de familias que tienen esta misma características, siendo riesgoso de castar entre ellos ya que sin querer se podrá estar fijando dicha característica. Se puede considerar la muda o pelecha, un tránsito de insalud del animal, insalud pasajera, febril y dolorosa que en algunos casos se manifiesta con las características ya expuestas.
Lo anterior es mi punto de vista, nada más, y mis experiencias, de familiares y amigos.